Era una definición fácil para muchos hinchas del mismo equipo del Papa Francisco, en el partido de ida, el “Cuervo” logró un resultado excepcional y tenía la tranquilidad de mostrar un mismo nivel en el Nuevo Gasómetro, al Patón Edgardo Bauza (Ex entrenador de Cristal) no lo dejó dormir como replantear el esquema ofensivo sin Nacho Piatti que dejó el equipo para ir a jugar al fútbol canadiense, la consigna para el equipo de Boedo era ganar la copa, era el único equipo grande de Argentina que no lo había logrado, la peleó y aunque le costó mucho, lo consiguió.
San Lorenzo de Almagro y Nacional de Paraguay. Ambos equipos llegaban a la cita tras un empate 1-1 y con la mirada puesta en lograr su primer título en el torneo continental más importante a nivel de clubes. Nacional debía hacer frente no solo al cuadro rival, sino a un estadio repleto a hinchas locales y hasta el favoritismo de la prensa internacional para con el equipo argentino. Pero la fe que acompañó a la Academia a lo largo de una histórica Copa Libertadores se mantenía intacta en la ciudad que fue testigo del mejor momento de la máxima estrella de la historia del equipo paraguayo, Arsenio Erico.
Nacional se paró de forma distinta dentro del campo de juego, adelantando las líneas y presionando a San Lorenzo ni bien se escuchó el pitazo inicial. El gol había estado ahí nomas, en el inicio. Era el primer aviso albo, sus intenciones eran claras: volver a casa con la Copa en sus manos. Llegó el minuto 34, San Lorenzo consiguió un tiro de esquina. Desde el costado derecho llegó un centro que no parecía crear mayores problemas, un jugador de San Lorenzo trató de rematar y Ramón Coronel en un intento desesperado por desviar el balón, saltó con los brazos arriba. El único error que tuvo en zona defensiva el equipo paraguayo.
El encargado de la definición desde los doce pasos fue el paraguayo nacionalizado, Néstor Ortigoza; un hombre acostumbrado a este tipo de remates, de hecho en toda su carrera falló una sola vez desde el punto penal. Esta vez hizo lo que sabe hacer mejor, acostar al arquero y liberar el grito de gol de unas 40.000 almas en el Nuevo Gasómetro. Pero la primera etapa llegó a su final con los locales arriba en el marcador.
Ambos equipos tuvieron llegadas importantes, pero ninguna tal vez como la que tuvo en el minuto 77 cuando dejó a varios rivales atrás y remató mal, arriba. El empate parecía todavía posible. El cronómetro seguía con su dictatorial marcha y los jugadores eran consciente de ello. Aún así, Nacional seguía mordiendo cada centímetro de la cancha, luchaba cada pelota dejando la vida, ante cada día se volvía a levantar para insistir en pos de un empate. El pitazo final se escuchó en Boedo y el grito de campeón se levantó unánime en Boedo, sacudiendo Buenos Aires. El delirio local se desató.
Todos los Deportes en un solo lugar
Todos los Derechos Reservados
© 2010 - 2024