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El técnico del Liverpool mostró su desilusión después de que su equipo terminara la procesión del grupo de la Liga de Campeones con un empate lleno de acontecimientos en Midtjylland. Su disensión contra el VAR era comprensible. También será bienvenido si otras voces prominentes presionan por una revisión desesperadamente necesaria de un sistema que está devorando el espíritu y el disfrute del juego. Hubo nueve minutos de tiempo añadido en Dinamarca como consecuencia de tres largas revisiones del VAR que, en orden, concedieron a Midtjylland un penalti tras una decisión inicial de fuera de juego, negaron a los anfitriones un segundo por fuera de juego y anularon un gol en el minuto 89 por Takumi Minamino del Liverpool por un aparente balonmano de Sadio Mané. El balonmano de Mané no fue claro y obvio y Minamino fue inicialmente, e incorrectamente, juzgado en fuera de juego antes de que el equipo forense del VAR se pusiera a trabajar y anulara un gol que le habría dado al Liverpool un récord del club de 15 puntos en un grupo.